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¿EXISTE UN PLAN CELESTE?
PUESTA
EN ESCENA
Ya lo hemos sostenido. Todo aquello que vemos bien pudiera ser
una adecuada representación en la que vemos los actos
de entidades multiformes actuando en circunstancias cuya orientación
permiten al hombre asimilar su presencia de modo comprensible.
De ello surge la idea de ¨científicos¨, ¨exploradores¨
que muestran un interés relativo sobre el hombre para
evitar el afloramiento de cualquier temor o preocupación
que pudiera derivar en pánico o trauma colectivo.
Actos de esta naturaleza servirían para alivianar las
primeras relaciones entre culturas, estrategias de inserción
e inducción que proyectan imágenes comprensibles,
mansas, antialarmistas sobre el grueso de la población
humana.
La fugacidad, la falta de consistencia de las evidencias, el
asomar apenas una faceta cada vez, preferir parecer esquivos,
demostrar curiosidad, mantener distancias, no elegir y por el
contrario masificar la idea de una relación con gente
común de seguro, y a pesar nuestro, ha solidificado la
imagen que ¨existen¨ con la duda necesaria para no asumir
una realidad que pueda ser incontrolable, haciendo de este juego
un protector efectivo que absorbe la energía de los golpes
culturales e individuales de la relación que entablan.
La duda sobre su existencia crea un espacio de contención
donde cabe la reticencia arquetípica de unos y la curiosidad
creciente de millones. Al no ser una amenaza efectiva, palpable
y continua inhibe a la respuesta oficial de crear estrategias
publicas que traigan inquietud. Ese espacio en blanco es lo
suficientemente estrecho para que no quepan temores y se expandan
los sentimientos xenofobicos; y lo suficientemente ancho para
que seguridades, búsquedas y enigmas alimenten a quienes
sí quieren avanzar sobre la relación. Calma y
alimenta, sosiega y despierta la imaginación, es impalpable
y a la vez enérgico, golpea la mente pero sin herir la
convicción.
Cada elemento de este posible plan, hasta ahora tan especulativo
como posible, es parte de un formidable rompecabezas en el que
los desafíos se suman y los errores de interpretación
sirven para buscar caminos ciertos, permitir el discenso y retroalimentar
la curiosidad humana aún en sus fallos, errores de interpretación
y soberanas confusiones.
Sus ramificaciones ya serían incontrolables para cualquier
intención de cercenarlas pero necesitan de la contraparte
humana para cristalizar sus efectos. Este plan elaborado por
criaturas celestes, dimensionales o temporales concede a todos
los humanos un vital protagonismo.
Hay un punto harto más complejo ha considerar. Es plausible
que tal inteligencia sea tan infinitamente distante a nosotros
que modificara apariencias y actitudes como forma de hacerse
asimilable a nuestras percepciones.
Formas, conductas, ritmos, constantes, pudieran ser una proyección
adaptable a nuestro entendimiento. Toda la casuística,
aún siendo física y perteneciendo a nuestro plano
podrían reflejar una puesta en escena virtual, una especie
de gigantesca ilusión que acomoda la perspectiva humana
a un propósito.
Entre estas posibilidades los hechos nos conducen a tener en
cuenta una estrategia deliberada. La puesta en escena de todos
modos se instrumenta, y aunque no fuera la entidad que aparenta
ser y escondiera detrás de sus imágenes una concepción
distinta a la esperada, el propósito de relacionarse,
de inducir, de provocar una respuesta, está.
No tiene fundamental importancia que el origen del problema
Ovni fuera una cultura comprensible o una inteligencia inmensurable,
tampoco que vinieran del espacio vecino, de otras galaxias,
ni de otras dimensiones o tiempos. Si se asume que la intencionalidad
está dirigida a producir una respuesta en nuestra especie
el único camino posible, práctico, coherente y
decidido para averiguarlo no pasa por opiniones encontradas,
debates fútiles y la resolución de problemas que
escapan a nuestras manos, la única alternativa es establecer
una comunicación con la inteligencia o entidades que
accionan en nuestro medio, con lo que, posteriormente, emergerán
todas las respuestas.
Tal vez el juego planteado hoy y a nosotros no haga otra cosa
que marcar un sendero.
Pero...¿ hay un plan así?
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(2ª
parte)
Daniel López
Con lo poco que sabemos a este respecto
la especulación también resulta un reto mayor. Solemos
pensar en sociedades no humanas con la clara influencia cultural que
se ha generado por medio de la ciencia ficción; monarquías,
consejos de sabios, colonias, culturas militarizadas; todas ellas de
un sospechoso parecido a las terrestres son acaso proyecciones más
o menos elaboradas del hombre dominando el universo.
Pero la aplicación coherente de un factor de comunicación
cuasi telepático podría arrojar como resultado una civilización
pocas veces frecuentada por la imaginería terrestre.
Al evaluar las condiciones locales sobre los medios de comunicación
desarrollados naturalmente por el hombre encontramos una variedad insospechada
de modelos alternativos que acuden como auxiliares al habla o sistema
sonoro. Mientras las sociedades más avanzadas han refinado un
sistema de relación parlante otras comunidades, la mayoría
de ellas tribales, recurren a un marcado gestualismo, a señas
de alto contenido descriptivo.
Son, posiblemente, recursos de los antiguos grupos de cazadores en cuya
faena practicaban un tipo de comunicación sutil para no alertar
a las presas. Sea ese su origen o no, es evidente que ha sobrevivido
al tiempo y manifiesta una modalidad de transmisión que es altamente
simbólica. Pero el simbolismo se ha expresado en otras facetas
de su vida, en especial lo concerniente a sus religiones y creencias
plasmadas en pinturas y litografías rupestres cuyo verdadero
significado aún son un misterio.
Laberintos, círculos o ¨mandalas¨, abstracciones gráficas
muy variadas ya eran frecuentes miles de años antes de la escritura.
Pero todo simbolismo es un modelo complejo de la visión humana;
un signo que puede representar un hecho o pensamiento y suele verse
como un ¨pulso de información¨ con muchos bits de datos.
Los gestos son una variante recurrida del simbolismo en la comunicación;
un solo ademan de manos, un guiño de ojos puede transmitir un
grupo de ideas en una fracción del tiempo que utilizaríamos
para hacerlo sonoramente.
Ello nos conduce a mirar a las protosociedades desde otro ángulo.
Sus métodos son eminentemente prácticos y amoldados a
sus fines específicos, lo que nos induce a pensar en las comunidades
prehistóricas como poseedoras de una compleja interacción
simbólica que dominó las relaciones humanas durante largos
períodos. ¿ Entonces porqué prosperó el
lenguaje hablado?
Una razón de ello puede deberse a que las relaciones humanas
se hicieron más complejas entre grupos y es posible que el lenguaje
gestual fuere insuficiente o demasiado encriptado como para favorecer
un rápido entendimiento. De hecho el lenguaje hablado condujo
a la escritura y ella a una efectiva manera de comunicación entre
hombres y generaciones diversas acumulando conocimiento y favoreciendo
su progreso.
Esta posible alternativa finalmente triunfante acuño el método
más exitoso de relación social, sin embargo el gesto y
el símbolo siguen manifestándose aún cuando no
haya reglas o modalidades que los cultiven sistemáticamente.
Lo importante de todo esto es que los censores humanos ( los cinco sentidos)
pueden percibir un gesto en cualquier modalidad e interpretarlo. Esto
quiere decir que por acción del entrenamiento y la reiteración
un gesto encriptado puede ser desglosado instantáneamente con
mayor rapidez que un grupo de palabras en la misma dirección.
Nuestro cerebro toma la información y la interpreta del mismo
modo que explora datos complejos visuales o sonoros que son información
en sí y que en el proceso interno son ubicados en tiempo y espacio
por nuestra inteligencia.
Una escena cualquiera de la vida, un accidente, un encuentro, puede
resultar de apenas unos segundos de duración, con ello basta
para identificar a los protagonistas, sus movimientos, la acción
general, la locación de su desarrollo, datos aleatorios como
vestimentas, colores, sonidos en segundo plano, aromas, etc.; pero si
debemos transmitir esa información por escrito o por habla es
probable que nos demande cien veces más tiempo y mucho más
esfuerzo mental que lo que utilizó nuestra naturaleza para registrarlo.
La misma información, para ser memorizada se ha convertido en
un impulso eléctrico y químico, la energía para
hacerlo ha sido muy reducida, y posiblemente el lugar que ocupe es,
en comparación, casi inexistente. La vivencia se ha transformado
en un dato, en un bit, en un símbolo reducido que contiene todo
lo registrado.
De modo semejante actúan los símbolos generados por las
más antiguas y diversas culturas. La sola observación
de un signo desplegaría una cantidad de datos importantes ante
los ojos del observador.
Todo ello quiere decir que el simbolismo en realidad es tanto o más
natural al cerebro que el habla y la misma escritura derivada de ella.
Un símbolo en el cerebro es la corta descarga eléctrica
que plasma en una neurona el resumen detallado de un acontecimiento.
La telepatía no es, como se supone, un diálogo parlante
sin los sentidos habituales, muy probablemente se reduzca a la transmisión
electromagnética de estos bits que luego serían desglosados
por el cerebro del receptor. Un segundo telepático trasladaría
más información a otra persona que varios minutos de charla.
Las asociaciones de imágenes utilizadas en las experimentaciones
telepáticas son coherentes con este mecanismo.
Ello puede orientarnos a que la evolución de nuestra especie
puede dar como resultado un resurgimiento del simbolismo o una comunicación
cuasi telepática. Dotados de importantes mecanismos censores
el futuro del hombre puede resultar de una proyección inimaginable.
¿Como sería esa sociedad?
Supongamos que tales sensores, aún en estado embrionario, fueran
alentados por la naturaleza o por la inducción humana para su
desarrollo. Pensemos en un tiempo en el que esa dote ya se ha hecho
carne de la comunicación y ha forjado una sociedad acorde a sus
características. Siguiendo el tono especulativo, vamos a describirla.
Desde lo alto es posible
observar a la comunidad terrestre bajo una organización semejante
a la de su pasado. Los hombres son profundamente sociales y por lo tanto
existen extendidos centros urbanos donde dilatadas comunidades viven
organizadamente por varios cientos de miles de individuos en metrópolis
ecológicamente diagramadas.
Pero ha medida que nos acercamos a sus edificios nos encontramos con
un concepto arquitectónico totalmente distinto al esperado. La
mayoría de los compartimientos habitacionales son transparentes.
Divisiones, reductos aislados parecen no existir en esta sociedad. Resulta
lógico si pensamos que se comunican abiertamente, sin secretos,
sin restricciones, sin ocultar nada. El profundo sentimiento individual
sobre el interés colectivo ha generado ciudades transparentes,
interconectadas hasta el más mínimo detalle, como si las
personas no solo no se ocultaran nada sino que prefieren compartir espacios
sin fronteras.
A pesar que se percibe un gran movimiento en todas partes, sinembargo
no hay sonidos estridentes ni tumultos. En la inmensa metrópolis
es posible oír el murmullo de la brisa entretejiendo danzas entre
las hojas de las infinitas hileras de arboles que custodian las calles
y avenidas.
El sol descompone sus haces entre los enormes paneles translúcidos
de los edificios logrando un efecto tornasolado según se mire
la ciudad.
Una visión general de aquella populosa y dilatada urbe descubre
lo que parece ser un centro administrativo donde las construcciones
más altas dominan el paisaje, pero en las afueras hay barrios
de casas bajas que se orientan al mismo estilo que el resto. Si bien
nuestra visión es amplia y dado que son millones las personas
que viven y trabajan allí no hay signos arquitectónicos
ni urbanísticos donde resalte alguna diferencia de clases o bolsones
de pobreza.
Si bien existe una variedad de compleja arquitectura toda forma guarda
una relación armónica con su vecina impidiendo adivinar
si un habitante se halla en mejor posición económica que
el otro.
Esa misma relación guardan todas las ciudades del orbe, algunas
más aisladas pero no por ello menoscabadas en ningún sentido.
Las parcelas habitadas dibujan un diagrama urbano muy preciso ya que
fuera de los edificios donde parece concentrarse una capital administrativa
no se ven reductos de privilegio. Todas las parcelas se asemejan en
distribución y espacio, todas bellamente decoradas con simpleza
y sin ostentación, aún así se perfila una sociedad
con un alto sentido de la igualdad.
Ello ha devenido en estricta regla, norma natural que se incorpora a
las primeras enseñanzas de los hijos y que se lleva a la practica
mediante la aplicación de un sistema de representación
irreprochable donde no hay representantes ni representados, todos participan
de todas las decisiones, se valora la experiencia de los más
ancianos pero se cuenta el aporte de cualquier individuo.
El trabajo se distribuye por las necesidades básicas de la comunidad.
Es regla general invertir un espacio del tiempo diario en actividades
colectivas, administración, salud, ciencia, etc., distribuidos
según las aptitudes e inclinación de cada miembro. No
podemos hablar de estado porque la organización social no depende
de organismos centralizados. El estado es cada quien cumpliendo sus
deberes que son reglas naturales por las cuales todas las necesidades
se satisfacen.
No hay sistema monetario ni de trueque. La tecnología alcanzada
da recursos inagotables a la comunidad y los deberes asumidos garantizan
producción y servicios en el que sus beneficiarios también
participan.
Al no haber dinero no hay bienes personales. La propiedad como concepto
se halla colectivizada, no por imposición sino porque los seres
que allí viven perciben el mundo de otra manera.
LA INTERACCIÓN
TELEPÁTICA
El individuo de esta sociedad se comunica perceptivamente con el resto.
La comunicación se basa en la transmisión de ideas y conceptos
fuertemente cargados de información.
Una persona no necesita estar cerca de la otra para establecer un diálogo,
le basta ubicar su imagen para que naturalmente identifique una frecuencia
determinada y entable relación con ella. Los filtros naturales
interaccionan con la voluntad, de ese modo cada imagen transmitida o
recibida puede ser seleccionada y ampliada por sus mentes identificando
individuos o grupos y comunicarse con ellos como en una conversación
de muchos interlocutores.
Este desarrollo ha generado avances notables en su cultura. No solo
que no existen los secretos o la mentira, imposibles de generarse por
fisiología y convicción, tampoco existe la soledad, la
nostalgia o la tristeza devenida del aislamiento físico o emotivo.
Un individuo puede encontrarse solo y alejado de sus allegados y sinembargo
su relación es tan fluida como si los tuviera al lado. Ello ha
creado individuos estables, unidos, integrados a sus afectos y armónicos
en sus relaciones de modo tal que imprime sosiego, mesura y contención
en cada uno de sus actos.
Su forma de percibir el medio y la realidad es compleja, amplia y equilibrada,
porque el solo hecho de percibir el medio en todas sus formas lo orienta
y le otorga claridad.
Por ejemplo, la educación, tal cual la concebimos, no existe
institucionalmente. Los conocimientos se transmiten de mente en mente,
las experiencias se esparcen como noticias a cada mente, el adiestramiento
de los más pequeños depende de sus padres, y hasta tanto
sus facultades perceptivas no se hallen del todo desarrolladas es la
familia quien atiende la educación de sus hijos. Cuando hay madurez
se le inculcan los métodos por los cuales debe recibir e interpretar
la información devenida del colectivo, relacionándose
con el resto de la comunidad y haciendo huso de sus facultades y libertades.
La relación perceptiva inhibe el comportamiento egoísta,
reduce la individualidad excesiva y alienta la colectivización
justamente porque otros modelos serían de aplicación traumática.
La evolución de esta cualidad fue modificando a través
de los años las conductas y apetencias de sociedades pasadas.
El mundo que propuso resultó más dinámico, rico
y productivo que las interacciones humanas de la antigüedad, por
eso se disolvieron esquemas políticos inconducentes, dejó
de existir el analfabetismo y al estar todo al alcance de todos aplaco
los sentimientos egoístas, y sobre ellos se instaló la
curiosidad, la inquietud por el conocimiento y la exploración
de toda experiencia nueva orientada por una técnica y una ciencia
que creció a pasos agigantados.
El proceso no fue fácil pero se afianzó en la decisión
personal de cada quien.
No hay enfermedades. De hecho y habiendo descubierto que el sistema
inmunológico depende de la actividad cerebral se han perfeccionado
técnicas en las que cada integrante de la comunidad es capaz
de sondear perceptivamente sus funciones corporales y determinar algún
desequilibrio interno. Si por acción de fuerzas exteriores sufre
otras patologías su avance científico es capaz de recomponer
cualquier efecto de afección.
Su longevidad se ha extendido aunque son seres mortales y tienen un
promedio de años de vida más o menos conocido, pero ya
no soportan la decrepitud ni la ancianidad, son capaces de llegar a
la muerte con igual energía y apariencia que en su juventud.
Como dijimos esta es una sociedad con conciencia ecológica, sin
embargo ello no nace de las leyes sobre el medio sino porque los hombres
son capaces de percibir los signos de la vida en sus propias cabezas.
El estado de plantas y arboles emite señales perceptivas que
los individuos reconocen; estas se translucen como sentimientos diferenciados
que pueden entenderse como un diálogo entre ambas especies. Si
bien la planta no piensa sí es capaz de enviar señales
comprensibles que orientan sobre sus necesidades, si les falta agua,
atención o cuidados especiales.
Esta cualidad convierte a la relación de esta gente con el medio
en otra faceta de su activa comunicación. Pueden percibir el
aliento sereno de los bosques, el colorido exultante de las flores y
la fecunda presencia de sus componentes como una sinfonía de
voces en la mente.
SUS MENTES
La actividad cerebral se ha incrementado notablemente. El percibir sin
ataduras obliga a una recepción permanente y a una asociación
continua de datos que se incorporan como memoria y conocimiento.
Cada información se hace conciencia y el individuo la reconoce
y la deja fluir. Cuando es necesario recurre a ella.
El sistema es complejo. Alguien que estudia problemas de traslado navegacional
toma información de lo que ya posee, y si algún dato o
descubrimiento ocurre su mente fabrica el concepto y lo trasmite por
¨canal abierto ¨a todas las demás mentes. Según
su aplicación práctica es recibido por el colectivo como
conocimiento adquirido pudiendo ser que los interesados lo apliquen
o que el resto lo almacene. Cada acto de conocimiento se traslada a
la sociedad y hay una conciencia general de lo que se sabe y lo que
se está descubriendo.
Temas inherentes al problema señalado se direcciona al grupo
afectado al trabajo y estén donde estén pueden entablar
¨diálogo¨ al respecto. La telepatía actúa,
en este sentido, como transmisor permanente de flujo de bits cerebrales.
El acostumbramiento a esta cualidad finalmente ha desplazado todo otro
mecanismo de transmisión de datos perceptuales aunque por costumbre
los conocimientos del colectivo se imprimen y guardan en memorias artificiales,
ordenadores de capacidades inconcebibles.
La ciencia de esta sociedad ha imitado los recursos mentales y cerebrales
para la comunicación telepática y dotaron su técnica
de similar sensibilidad. El pensamiento pone en marcha sus instrumentos
y sus servicios, dirigen sus navíos y están coordinados
a la velocidad y precisión que puede alcanzar la mente.
La sensibilidad aludida ha devenido de la disciplina que cada mente
en interacción con la técnica posee, es más, dado
que se prescinde de accionar mecánico todo ese existió
progreso responde y se controla inteligentemente con cualidades y decisiones
individuales que prevén cualquier desorden o contradicción
de la voluntad que lo acciona. Así son capaces de asistir a la
sociedad sondeando estímulos y estados inconscientes.
En su interior la mente recurre a la abstracción para flanquear
los obstáculos de lo desconocido; ello posibilita que, en estado
consciente, la percepción de un problema o situación en
locación distinta a la del receptor pueda generar ¨imágenes
virtuales¨ tan nítidas como la misma realidad y que el perceptor
puede ver al mismo tiempo la imagen de su medio, como si viera varios
planos o dimensiones a la vez.
Si la ¨visión remota¨ proviene de personas de su propia
cultura puede influir en ellas y percibir el medio donde están.
Dado que la telepatía envía información adquirida
por la mente transmisora el receptor puede revivir las imágenes
con sensaciones táctiles, aromas, sonidos, etc., que le darán
una magnífica precisión sobre los acontecimientos lejanos
de sí.
Estas cualidades suponen una interacción consciente jamás
imaginada en el pasado, es más, ha influido tanto que el frenesí
del hombre ha sido suplantado por una menor movilidad física,
innecesaria en muchos aspectos en el desarrollo de la vida cotidiana.
Biológicamente la natural especialización que moldea a
la especie humana comienza lentamente a modificar los estatus fisiológicos
dando prioridad a las áreas con mayor ejercicio.
Es así que hay una tendencia a cráneos más voluminosos,
un ahorro en tamaño y musculatura de manos y dedos que acompañan
lentas pero progresivas modificaciones exteriores e interiores que se
amoldan a la dinámica de la civilización. Una tendencia
a cuerpos más estilizados y delgados es ya obvia para los humanos.
LOS VIAJES AL ESPACIO
Los humanos de esta cultura viajan por el espacio habiendo derribado
todas las barreras temporales y espaciales, acudiendo a energías
y recursos naturales del cosmos. Pero lo verdaderamente interesante
es lo que ocurre cuando se encuentran con otras civilizaciones menos
evolucionadas.
Dado que el aprovechamiento de recursos no los orienta a obtenerlos
en otros sitios, su interés por otras culturas y mundos es eminentemente
científico, alimentado por una insaciable curiosidad que es ¨pasatiempo¨
de sus integrantes.
Entre sus seguridades asumen que las culturas primitivas que pudieran
encontrar gozan de libre albedrío. Por lo general la experiencia
demuestra que un contacto con ellas debe darse en condiciones históricas
y sociales muy específicas. Esas condiciones no moran en los
logros técnicos o la mensura de sus conocimientos alcanzados,
proviene, casi en exclusiva de las capacidades de la mente para entablar
relación con el exterior y su posible influencia interna.
Saben también que pueblos de apariencia rudimentaria podrían
interconectarse con culturas exógenas mientras otras de mayor
performance técnica pueden estar limitadas a ello por creencias,
modalidades y costumbres que imprimen límites a su entendimiento.
Es el caso de algunas sociedades que tímidamente ya han enviado
naves al espacio pero que en su trama interna manifiestan grandes contradicciones.
La sociedad telepática es capaz de percibir el estado colectivo
de una cultura y su predisposición para el diálogo, por
eso pueden decidir el tiempo justo en que se produce una apertura en
este campo no sin antes inducir algunos movimientos en las mentes de
sus integrantes que se adecuen a un plan de concientización.
Hace más de quinientos años que están observando
una docena de culturas próximas a una relación primaria
con lo ¨exterior¨.
Históricamente la telepatía fue alentada entre ellos por
el afloramiento de ideas más que por procesos fisiológicos.
La mente es muy influenciada por el propio pensamiento y tiene tanta
libertad o fronteras como lo tengan las ideas que genera, por eso mucho
del progreso alcanzado no acudió por factor biológico
sino a por la decisión colectiva a las aperturas y los cambios
radicales.
Tales movimientos quitaron la costra bajo cuyas capas enmohecidas las
percepciones no ordinarias dormían desde su prehistoria. Resulta
lógico porque la mayor amplitud de perspectiva recurre a mayor
actividad cerebral y ello, inevitablemente incide en el afloramiento
de mecanismos con que la naturaleza a dotado a todas las especies. Tal
vez por esa razón, cualquier hueco libre en el pensamiento tosco
de una cultura es rápidamente aprovechado por ellos para encender
una pequeña luz, una intriga, una incógnita cuya función
no es develar una verdad sino ejercitar la mente para un propósito
mayor.
Aveces la interacción se convierte en un juego de intrigas con
el mismo propósito, un dilatado proceso de acercamiento que es
capaz de reorientar la perspectiva de la cultura sin alterar su libertad
sobre lo propio. En todo caso el contacto con ellas termina siendo decisión
de ellas mismas por deseos, intriga y hambre de saber haciendo esta
actitud compatible con la premisa original de la sociedad telepática:
conocer y saber.
Nuestra pregunta es ¿No
habrá esto ocurrido en otro mundo?... y la siguiente: ¿Ese
mundo no habrá llegado a nosotros mediante sus exploradores hace
ya tiempo?
El enigma siempre es el mismo, nosotros podemos cambiar el tipo de búsqueda.
AQUÍ EN LA TIERRA
Podemos volver a poner los pies sobre la tierra sin dejar de sospechar
que la descripción precedente acaso no sea tan disipada o no
permita ser utilizada de molde primario para establecer un modelo posible
de sociedad extrahumana. Esa vida, caso de existir (y cada vez hay más
seguridades que recurren al apoyo de esta hipótesis), podría
no ser tan distinta ni tan lejana a la nuestra.
Una sociedad no puede evolucionar por milenios sin superar etapas en
su sensibilidad y percepción del mundo y la convivencia, Quizás
no lo veamos nosotros bien ejemplificado en unos pocos miles de años
de historia pero, sin dudas que muchas perspectivas de la humanidad
se han modificado y ya no somos iguales que hace cinco mil o mil años,
aunque cometamos errores graves o tengamos visibles síntomas
de incivilización.
Tolerancia, mayor sensibilidad y conciencia, mayor preocupación
por el futuro florecen en el espíritu humano a pesar de las guerras
fratricidas y el ignominioso racismo. Ellos son estigmas en la sociedad
y no modelo de relación generalizados. Sin ir más lejos
las terribles armas que hoy se ostentan con vanalidad y condenable propósito
hubieran significado el exterminio de la raza humana hace apenas sesenta
años. De haberlas tenido aquellos hombres durante la primera
o segunda guerra mundial la historia sería muy distinta para
nosotros. No somos mucho mejores pero hemos aprendido algunas cosas
y esto es parte del crecimiento de una conciencia colectiva.
Con esa perspectiva podemos pensar, en el mismo tono especulativo anterior,
que las entidades que visitan nuestra Tierra poseen conciencia mayor
a la nuestra, tal vez una conciencia de nosotros mismos mayor que la
del hombre sobre sí.
Es licito pensar que el tipo de cultura de donde proviene la inteligencia
que gobierna a los Ovnis es harto compleja y que los elementos de juicio
para emitir una opinión son muy escasos, pero debemos evaluar
lo que tenemos a mano para, aunque más no sea, llegar a una tímida
aproximación de la realidad.
Utilizamos la especulación para cristalizar al hombre futuro
pero los rasgos ofrecidos sobre esa sociedad encuentran un notable parecido
en algunos encuentros Ovni. No podemos extendernos demasiado en detalles
de cada caso pero describiremos sus principales características
conjuntas.
Debemos desvincular, sin embargo, las apreciaciones sobre abducciones
con grises no porque nos cerremos a tal posibilidad sino porque pesa
mucho escepticismo y regiones sospechosas sobre este tipo de experiencias.
Los encuentros cercanos del tercer y cuarto tipo ( que refieren al encuentro
con humanoides y a un fenómeno de interacción telepática
respectivamente) nos ofrecen datos de sumo interés para evaluar
el problema.
En tales manifestaciones es dable observar a las entidades humanoides
en grupos reducidos, dos, tres, cuatro, y escasamente en mayor número.
Sus situaciones son variables, aveces relacionadas a exploraciones de
terreno o aparente atención puesta en su propio medio de transporte,
y decimos ¨aparentemente¨ porque no tenemos certeza de lo que
realizan.
Es sí, notable una marcada organización con unidad de
miras. Actúan coordinadamente, se desplazan no lejos de un vehículo
y de ordinario no emiten sonido, lo que supone un desplazamiento previamente
trazado o bien algún tipo de interacción grupal donde
no podemos descartar la perceptiva.
También frecuente resulta el desinterés que muestran por
los observadores con los que puede establecerse algún tipo de
conocimiento mutuo mediante miradas, gestos y movimientos de atención
sobre el testigo en los que tampoco hay relación de diálogo.
Pero aunque el número sea más reducido existen situaciones
particulares donde las entidades, sean la forma que tuvieran, sí
entablan comunicación, aveces unilateral, con los testigos.
En tanto números y situaciones pueden ser cambiantes lo que pone
todo sobre una línea más o menos coherente es que esa
interacción es predominantemente telepática, voces sin
palabras, sentimientos nítidos aveces acompañados de un
gesto o movimiento, y sobre este marco una sensación de contención
que transmite paz y tranquilidad.
En algunos testimonios el pedido clásico reiterado es ¨no
corren peligro, no hay razón para temer¨. Esto incluso no
varía demasiado con la tipología del humanoide aunque
en otros casos la interacción sobre el medio y el acercamiento
sea mucho mayor.
Algunas tipologías enroladas en el grupo uno ( los más
pequeños) pueden realizar desplazamientos hiperkinéticos
muy marcados, a veces alrededor del mismo testigo.
En tanto las variaciones aludidas determinan conductas distintas existen
sin embargo factores comunes a todas ellas en cuanto al resultado final
del encuentro, sensaciones semejantes, mensajes semejantes, interacción
con el testigo, sentimientos semejantes en los observadores que con
sus tintes variables dejan intuir un criterio aparentemente común
en las maneras de presentarse y tratar con la especie humana.
Inducciones en la misma orientación ocurren cuando los humanoides,
físicamente, parecen no prestar atención al observador
y sin embargo la misma voz o sentimiento contiene y orienta la potente
carga emocional de los testigos. En la mayoría de los casos los
observadores sienten que son observados y vigilados por las entidades
que proponen acciones direccionadas a un alerta sobre el proceder interior
y exterior del hombre.
Individualmente la relación entablada sobre un caso no parece
alentar la idea que desean una comunicación fluida pero dado
el número de experiencias y observaciones contadas por millones
es imposible sostener que se ¨ocultan¨, que no les interesamos
o que no quieren entrometerse en asuntos humanos según la idea
de alguna premisa de ¨no intervención¨ o directiva primaria.
Ello esta tan lejos de ser verdad que el tema está decididamente
incorporado en la sociedad y no por causa del hombre. Si tal directiva
existiese, si con lo que son decidieran pasar inadvertidos ¿
no lo hubieran hecho?
La evidencia sociológica sobre su presencia determina con claridad
que no existe la más mínima intención de ello aunque
sus apariciones sean fugaces ( y no tanto). Por lo pronto al evaluar
las intenciones de esas entidades podemos partir de la premisa que ¨se
dejan ver¨ por lo tanto deben asumir que los hechos que ellos desencadenan
han de incidir en la sociedad humana y producir cambios significativos
en el consciente colectivo con las millones de preguntas, especulaciones,
debates e ideas que envuelven su imagen.
El segundo e inmediato paso es preguntarnos si tal despliegue fenoménico
no responde a algún plan orientado a una mayor y creciente relación
con el hombre. La idea resulta atractiva pero más allá
de los deseos individuales es evidente que el análisis de todos
los hechos sacan a la luz períodos, frecuencias, conductas e
identidades propias del fenómeno que guardan una relación
con respecto a la actividad del hombre, como si tales cosas fueran pacientemente
puestas ante nuestras narices para provocar un estimulo.
Hemos ahondado en algún sentido sobre tales ideas en la primer
parte de este trabajo. Sobre esos argumentos construimos la ¨intencionalidad¨
que se destila de la visión global de la casuística, no
como ritmos propios de las entidades que los provocan sino como secuencias
y estrategias escenificadas ante el hombre como parte de su complejo
proceso de acercamiento a la humanidad.
Ahora bien, si tenemos certeza sobre una inteligencia que gobierna a
los Ovnis, también son consecutivas y lógicas otras certezas
como la de una variedad de entidades con distintos orígenes.
¿Interactúan entre ellas?
Comparten los mismos escenarios, las mismas oleadas, los mismos períodos;
por lo pronto no es descabellado pensar que se hallan relacionadas,
casi por lógica fortuita. Entonces ¿ que está ocurriendo
allí arriba?
COMUNIÓN
Los síntomas de una relación común suelen expresarse
claramente en algunos casos por demás interesantes. Si la idea
se sustenta solo por la tipología hay experiencias notables que
dan idea de una posible comunión.
En junio de 1978 un campesino del sur de Entre Ríos, mientras
realizaba tareas en sus campos y al tiempo que escuchaba el partido
de fútbol por el cual Argentina obtendría el titulo mundial
ante Holanda, un objeto cilíndrico de gran tamaño se desplazó
a muy baja altura y a no más de 20 metros del observador.
El objeto resultaba la típica nave cigarro de color marrón
oscuro que en su longitud ecuatorial presentaba amplias y transparentes
ventanillas que dejaban translucir el interior.
El Sr. Pereira, asombrado, vio como el cuerpo pasaba frente a sus ojos
con lentitud pudiendo apreciar nítidas siluetas que parecían
apoyadas sobre ¨vidrios¨. Las entidades eran tan claras que
pudo distinguir sin dificultad que había dos tipos de ¨personas¨
abordo. Unas parecían altas y de cabellos muy claros, casi platinados;
las otras eran de baja estatura ¨parecían enanos cabezones
sin pelo¨ y todos ellos dirigían sus miradas al campesino.
Sorprendido y sin saber que hacer, solamente atinó a saludar
con las manos a aquellos raros e inofensivos personajes que le miraban
con atención. Al hacer esto, y como respuesta, vio como las entidades
le respondían con el mismo gesto encontrándose depronto
saludado por una cantidad superior a los veinte humanoides. Sus miradas
siguieron atadas entre sí hasta que la masa oscura y cilíndrica
se alejó hacia el sur.
En casos como este se observa una clara interacción entre tipologías.
Los datos son concretos al describir hechos semejantes, situaciones
donde entidades morfológicamente diversas suelen concurrir sobre
regiones particulares durante oleadas o activaciones de zonas VENTANA
sin olvidar que el número total de denuncias sobre humanoides
asociados a Ovnis suele ser sensiblemente menor al de los demás
encuentros cercanos.
Tal vez no cabría la misma apreciación sobre los tipos
de fenómenos físicos descriptos como naves u objetos pues
no hay una identificación concreta entre formas de ¨naves¨y
tipologías humanoides ( aunque hay autores que sospechan tal
relación) pero que de todos modos indican una variedad notoria
de modelos o concepciones de estos objetos que acudiría a la
posible interpretación tecnológica de entidades con distinto
origen.
Y dado que en ambos casos se comparte territorio, temporalidad, conducta
y características distintas además de ¨navios¨
es altamente probable que la interacción entre entidades sea
un punto plausible y de alta consideración al momento de evaluar
el problema de la relación entre ellos y nosotros.
No es del todo sustentable la idea que la Tierra sea un almacén
de recursos o un laboratorio científico al que las especies acuden
a profanar las riquezas o reducir al hombre a un conejillo de indias.
EL
OTRO HEMISFERIO. SOCIEDAD Y PODER
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